Efectos de la Justicia Pandemica

La abogacía ha sufrido un cambio sísmico en su esencia: la postulancia; porque se ha modificado y casi extinguido en su formación, solo están fabricando licenciados en derecho para ser burócratas y funcionarios judiciales y además ahora se vienen los juicios virtuales, las herramientas digitales y los telemáticos, que, bajo el nombre de «sistema» están convirtiendo esto en un absurdo sin sentido cuando no hay lo hay, cuando se carece de un criterio homogéneo y una universalidad para hacerlo.

El planteamiento de eficiencia de los recursos humanos que se tienen, la sinergia en lo que se usan, el trabajo que no se hace y los resultados que se obtienen no han sido ni eficientes ni mucho menos eficaces, solo serían eficaces si se ejecutan con la finalidad de ser incluyentes, con sentido común, y objetivos con la subjetividad de la humanidad misma de la Justicia y su impartición.

Como no lo son, simplemente se vuelven herramientas que van paliando en la medida que haya la situación para que la usen, en el tercer mes de uso rn la nueva normalidad de la Justicia, cada Instancia y Entidad que la ha aplicado lo ha hecho a su discrecional y subjetivo criterio, unos más que otros, tal vez por su presupuesto, pero muy pocos con un sentido de potencial efecto en lo deseado: evitar problemas de salud y generar condiciones eficientes para su uso sustancial.
Sin embargo en bastantes casos han sido al revés los efectos, lamentablemente contagios en Juzgados, fallecimientos de personal y litigantes, la falta de adaptación de los tribunales ha nuevos horarios, formas, plazos e instalaciones para poder trabajar y funcionar bien, en una constante adaptación a la paradoja de la pandemia: usar el sentido común y sobrevivir protegiendo los derechos humanos fundamentales.

La Abogacía Actividad No Esencial II

Que el Gobierno decida sin alegato previo, con Imperio Inquisitivo y de manera unilateral qué actividades son esenciales o no, y queden de lo anterior, que la Abogacía y la Justicia no lo sean de pleno, significa que no haya un futuro prometedor, es de lo último que se habla, no hay un panorama cierto de que se manejen como actividades básicas esenciales, cuando lo sean, las personas, colegas y juristas ya están en la Depresión y la locura casi total y solamente pensando en la sobrevivencia.

Esto es ya muy difícil, para nosotros lo de mantenerse cuerdo es una manda, ves lo que pasa y sientes una impotencia terrible de saber que la ley y la Justicia se han ido a la mierda y la gente común, no lo sabe ni le interesa eso, cuando regrese la actividad semi normal, no les va a interesar litigar nada, y mucho menos pagar por ello, ese es el desafío más preocupante para la Abogacía, porque para los Tribunales no, solamente serán estadísticas que intentatan disolver en solvente para no entrar al fondo del problema: la ilegalidad e impunidad que tenemos.

El viacruxis no tendría que pasar a los profesionistas artesanos, maestros de oficios, Artistas, trabajadores independientes, lo que pasa es que somos los olvidados de siempre, los que siempre se joden porque no están dentro del sistema ya sea de gobierno o de los empresarios.

La nueva normalidad es la vieja normalidad de antes, solo que con la guillotina afilada, las reglas de su juego son la adaptación y la estrategia de trabajo con capacidad y calidad.

Este fue el error de la OMS y los Países más afectados, el distanciamiento es físico, no el aislamiento sin sentido, obviamente se necesita disciplina, respeto, consideración, sentido común, cultura, civismo y solidaridad…

México no tiene nada de eso ya, cuando abran las restricciones ya verán el desmadre que habrá, simplemente no cambiará nada con el pueblo y sus gobiernos.

Por eso lo de sobrevivir es la primera opción, luego volverán como siempre las golondrinas a su nido, las flores a renacer y las estrellas a brillar a la distancia.

Por “contingencia migratoria” violan las garantías individuales en México…

Por “contingencia migratoria”, personas sin identificación oficial no podrán transitar libremente en caminos del territorio Nacional, asumiendo, a contrario sensu, que son inmigrantes ilegales y no Mexicanos que tienen el derecho del libre tránsito por eñ territorio nacional, vaya violaciones flagrantes a la Constitución Federal…

https://www.proceso.com.mx/588851/por-contingencia-migratoria-personas-sin-identificacion-oficial-no-podran-abordar-en-ado-y-etn

Casi no hay el 29 de Febrero

Fue un domingo, había leído una vez más el Infierno de Dante en la Divina Comedia, amaneció temprano, más relajado, mi madre me despertó con una noticia: mi padre estaba descansando, después de más de 10 años, ya estaba descansando.

Me levante de la cama y lo fui a ver, mire que su rostro ya no reflejaba la frustración e impotencia de no poder hacer nada, su piel lucia tersa y suave, blanca y arrugada como seda, su confort parecía como lana de borrego, su cuerpo era flexible y movible, era un milagro.

Sabía que no respiraba porque yo tampoco lo hacía, era domingo, no habría un doctor que viniera a certificarlo, era temprano por la mañana para ir a la Iglesia a prender una veladora, era el último día de febrero al que le faltan días, sólo que ese año era 29, como una obra de literatura del mítico Dante.

Ya han pasado 15 años, pero como me hacen falta esos días de febrero que son 29, cada vez más valoro lo que me dejó mi padre, lo bueno y lo malo, lo que me enseñó y lo que me hizo madurar, lo que ahora hace que me parezca más a él y lo que me hace valorar cada vez más cada día y oportunidad como si no hubiera un mañana.

Nunca voy a recuperar esos años perdidos en el umbral de una enfermedad degenerativa sin pronóstico y con término fatal, la desgracia que rondó como Buitres alrededor de mi familia, la tragedia de no poder ayudarlo a aceptar las condiciones que sin saber, se le dieron en esa etapa de su vida, a aceptar que vivíamos con la muerte misma todo el tiempo.

Ahora ya tengo los años viejos, acepto con orgullo mis canas bien ganadas, quisiera a veces llorar lágrimas de sal para deshidratar mi alma esteparia, quisiera salir a caminar por esas calles y veredas para llegar del desierto al mar y mirar las estrellas.

Sé que algún día, otro 29 de febrero, probablemente lo haga, y prenderé una fogata para platicar con los espíritus del clan del cual desciende mi familia y les podré decir que tan agrio fue mi destino los días que no existen en el calendario de una vida…